El plan 10 en Formentera. Volar, comer, dormir.
Formentera es una isla más bien pequeña. Tiene 82 kilómetros cuadrados de superficie, 20 kilómetros de punta a punta, 85 kilómetros de costa; y el punto más alto, La Mola, tiene 193 metros de altura. Está situada al sur de Ibiza, en el archipiélago balear, y aunque no goce de la misma fama que esta o que la irrepetible Mallorca, es un verdadero tesoro al alcance de la mano.
Al ser una isla, evidentemente se puede acceder tanto por mar como por aire. Lo más aconsejable es coger un vuelo económico hasta Ibiza. Una vez allí, para los que no lo sepan, es muy fácil llegar a la isla de Formentera porque solo existe un transporte público: el ferri. Hay múltiples compañías y tipos de barco que realizan la ruta, tardando entre 25 y 60 minutos por trayecto.
Una época: junio y septiembre
Si tuviera que escoger una fecha para sacarle el máximo partido a Formentera, sería junio o septiembre. Sin duda. Por el clima, la poca saturación de turistas y la bajada de los precios en general. Aunque eso no quita que haga calor y puedes tomar el sol y pegarte un chapuzón. Además, todos los chiringuitos y restaurantes de playa están abiertos en esta época.
Abril y mayo también es una época ideal, si bien buen tiempo no está muy asegurado. Puede llover. Julio no está mal, aunque puede que pilles una ola de calor y se hace todo un poco más pesado (y más caro). Y sinceramente, agosto es un hormiguero y suele hacer demasiado calor.
La paz regresa con el otoño. Septiembre también es el momento clave. Tal vez el tiempo se vuelve algo imprevisible, pero se nota mucho que la gente está ya más relajada, sobre todo a diferencia de los meses de primavera, cuando todo el mundo comienza a alterarse por el verano inminente.
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Una playa: Ses Illetes, la mejor de de España
Aquí no vamos a ser nada originales. Nos inclinamos decididamente ante Ses Illetes, una de las playas más bonitas del planeta. Bueno, exactamente es la sexta y la primera de España (no lo decimos nosotros, lo han afirmado en los últimos años los usuarios de la web de viajes TripAdvisor, que valora más de 322 playas a nivel mundial). Resume perfectamente esa magia única que tienen las islas.
Si has visto la película Lucía y el sexo seguramente te acordarás de esta playa. Está al norte de la isla y no se puede acceder a ella en coche, por lo que resulta muy aconsejable alquilar una bicicleta. Es un plan muy a tener en cuenta. También se puede llegar en barco, desde el puerto de la Savina.
Este entorno natural, donde se practica el nudismo, forma parte del Àrea Natural d’Especial Interès de ses Salines; la pradera de planta marina Posidonia, que se encuentra bajo sus aguas, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este hecho unido a su agua cristalina inverosímil hace que submarinistas vengan a practicar buceo desde todas las partes del mundo.
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Un chiringuito: Kiosko Bartolo en la misma orilla
Este rincón es de las experiencias más genuinas de Formentera. Estilo de vida hippy, sin complejos. Libertad a tope. Apenas unas cuantas mesitas, un techo de madera, un pescadito fresco a la brasa, una copita de vino y el mar acariciándote los pies. Bartolo es un lugar ideal para perderse y respirar toda la calma del mundo. Ojo, que el precio del pescado es muy aceptable, sobre todo teniendo en cuenta la privilegiada situación donde se encuentra (ah, y no se reserva).
No es fácil encontrarlo, la verdad. Está en la playa D'Es Copinar, situada en la playa de Migjorn, muy cerca de Caló d'Es Mort, a los pies de La Mola. En realidad es conocido por sus apreciadas hamburguesas, aunque también bordan los sándwiches, las tortillas, las patatas y las ensaladas.
Una aventura: la isla desde un kayak
El término kayak proviene de la palabra esquimal qayaq y hace referencia a un tipo de canoa empleado para pescar y para desplazarse sobre el agua. En la actualidad, es un medio de transporte muy recomendable para recorrer el litoral. Te propulsas con un remo de dos hojas. Es fácil de manejar, lo puedes dejar cómodamente en las playas y te permite llevar algo de carga (no te olvides de las gafas de bucear).
Como hemos dicho antes, la isla tiene 85 kilómetros de costa. El agua turquesa la rodea. Y una forma muy interesante de explorarla es justamente así, desde el mar en un kayak. La sensación de paz es memorable. El punto de vista cambia radicalmente.
El Centro Náutico Formentera ha creado muchas excursiones. Por ejemplo la que une Cala Sahona y la Savina es una de las más interesantes. Dura unas tres horas y se extiende algo más de seis kilómetros. Es ideal si nos gustan las cuevas, con las formaciones rocosas de Punta Pedrera adornando el horizonte y preparadas para darnos algo de sombra. Incluso puedes lanzarte a la aventura y hacer una ruta nocturna en días de luna llena.
Un mercadillo: Hippy Market de La Mola
Si te apetece sumergirte un poco en el movimiento hippy que invadió la isla en los años 60 y 70, una sugerencia: todos los miércoles y domingos desde junio a octubre, a partir de las 16 h y hasta las 21 h, la Fira de la Mola (inaugurada en 1984) acoge talleres donde los creadores trabajan con diferentes materiales como la madera, la plata, la piedra… Vale la pena verlos en acción.
En el mercado se reúnen los artesanos veteranos que se instalaron en Formentera en busca de paz y libertad en la época hippy. La verdad es que es un mercado muy vital, que rebosa alegría y color. De hecho, hay actuaciones en directo de música, danza y cuentacuentos para distraer a los niños.
Una caminata: por el Camí de sa Pujada
En la vida es importante andar, moverse; descubrir los paisajes que tiene esta maravilla de la naturaleza llamada Formentera. El Camí de sa Pujada o Camí Romá es una opción que te ofrece una impresión muy real del universo rural de la isla. Se trata de un sendero empedrado de 1,5 kilómetros que baja entre pinos, sabinas, enebros e higueras desde la meseta de La Mola. Se construyó en el s. XVIII.
Se respiran aromas naturales mientras caminas, el mar resplandece de fondo con ese color turquesa tan característico por el efecto de la Posidonia. El Camí de sa Pujada, declarado Bien de Interés Cultural, discurre entre el Mirador de la Mola y Es Caló, una aldea de pescadores a la orilla del mar donde se puede cerrar la jornada con una buena comida en el Café Rafalet con vistas a la playa.
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Una cena: velada en Can Dani
Cuando toca cenar, no hay que pensárselo demasiado: vamos a buscar lo mejor. Can Dani es el único restaurante de la isla con estrella Michelin, concedida en el 2015. Puedes encontrarlo en la carretera principal dirección a La Mola (km. 8,5). Una cena al aire libre en la terraza es un placer para el paladar y para los sentidos en general.
Ofrece un menú degustación de 10 platos a 79 euros (bebida aparte). Comienza con un cóctel marino de hierbas y cítricos y a continuación le siguen platos como la caballa marinada, encurtidos, tomate seco y hierbas o una coca de gamba roja, mango, tuétano y trampó; ensalada de la tierra, huevos de corral, carpaccio de langostinos, pulpo braseado y la apuesta este año en la recuperación de un “pez tradicional y local” como es la raya.
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Una puesta de sol: en el faro de Cap de Barbaria
Formentera tiene tres faros. No obstante, hay uno imprescindible, alto, solemne y algo misterioso: el faro des Cap de Barbaria. Su puesta de sol es antológica. Contemplándola, te enamorarías hasta de tu enemigo. Es un magnífico momento para las lágrimas, las risas, los recuerdos —sobre todo los positivos— y para darte cuenta de qué es lo importante en la vida.
Está en la zona situada más al sur de Formentera. Llegas por una estrecha carretera (famosa de nuevo cinematográficamente por Julio Medem) que, a medida que te acercas, te muestra un paisaje de una belleza desoladora. El nombre Barbaria se dice que proviene de la relativa proximidad de las costas africanas, conocidas como bárbaras, desde donde los piratas atacaron la isla en múltiples ocasiones.
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Una de las sugerencias que proponemos al llegar es ver la cueva que se abre en el suelo, a los pies del faro, que comunica mediante un pasadizo subterráneo con un mirador natural en la pared del acantilado.
Un hotel: dormir a pierna suelta en el Cala Saona
Es fundamental elegir bien el hotel. El descanso es necesario. Pero el tema alojamiento no es nada fácil en Formentera, ya que no hay muchos en una isla tan diminuta. Nuestra propuesta es el Hotel Cala Saona. De entrada, porque está en primera línea de playa. Sus huéspedes lo califican como "fabuloso". Es una estancia que ofrece mucha intimidad y que transmite paz y luminosidad gracias a su diseño. El puerto de la Savina queda a 5 km y Cap de Barbaria está a 4 minutos en coche.
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