Entrevista a Laura López: la instagrammer que se come el mundo

04, 02, 2018

Recomendamos a todo aquel que quiera conocer el “delicioso” trabajo de Laura López en su cuenta @lauraponts de Instagram, lo haga después de desayunar, de comer o de cenar, o del vermú, da lo mismo. Nosotros no lo hicimos y tuvimos que reprimirnos para no salir corriendo, con el estómago rugiendo, hacia la nevera. Y es que las fotos de comida de Laura transmiten un deseo irrefrenable de comerte el mundo. De hecho, es lo que ella, de alguna manera, está haciendo: comerse el mundo.

  • Con 220.750 fieles seguidores
  • Con 3.226 fotos de comida realizadas
  • Con unos 40 países visitados hasta la fecha
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Trabaja en una charcutería familiar en Ponts, un pueblecito de Lleida, en la comarca de La Noguera. Dice que ése es su trabajo, que lo de las fotos lo hace cuando puede o cuando le llaman para una propuesta interesante. Por ejemplo, cuando la llaman de hoteles o restaurantes en Bali, Marruecos, París, Bilbao...

Sin embargo, todo empezó hace 5 años, en un viaje a Japón. Y empezó como se originan la mayoría de éxitos: sin querer. Inocentemente. Su pareja hacía fotos del viaje y las colgaba en Instagram, que era una novedad en aquel entonces. Laura no es fotógrafa, afirma, pero le gustan las fotos elegantes, con gusto, bien compuestas, y empezó a fotografiar alimentos en los mercadillos de Tokio.

Y así, hasta ahora. Ella misma nos lo cuenta.


Me llaman chefs con estrella Michelin para que haga fotos de sus platos.

Pues eso, al principio fue todo bastante inocente: fui publicando fotos de mercadillos, de mis viajes, puestos de comida, iba experimentando, y a la gente le gustaba, me seguían, y fui creciendo, cada vez más y más. Entonces me empezaron a contactar hoteles para que hiciera fotos de sus desayunos, más tarde me llamaban directamente los chefs (alguno con estrellas Michelin como Nandu Jubany) y sin darme cuenta tenía a 100.000 personas interesadas en mis fotos. Y estaba en pleno boom de Instagram. Aún lo estamos.

De hecho, un punto de inflexión en todo esto fue cuando me concedieron el premio a la mejor cuenta de Instagram sobre gastronomía (categoría "foodie"), entregado por el gurú de Instagram Phil González. Y además escribí un libro con la editorial Planeta: Arte Foodie. Todo esta historia de mis fotos está siendo un éxito total, la verdad. No lo puedo negar. Y me está permitiendo viajar por todo el mundo.

Para que veas hasta donde ha llegado el tema, te voy a contar una anécdota que me paso en mi último viaje a París. Fui con una amiga y decidimos ir a cenar a un hotel de 3 estrellas muy conocido, puesto que en su restaurante se come muy bien. Se llama Le Pré Catelan. Por lo que fuera, da igual, cuando llegamos no teníamos la reserva, nos quedamos sin mesa. Así que nos fuimos a otro, el Savoy (con un magnífico restaurante también, por cierto). Desde allí hice algunas fotos de la comida. Pues resulta que me seguía por Instagram el chef de El Pré Catelan... le comenté lo que nos había pasado, se disculpó y me invito a cenar próximamente a su “casa”.

Y todo gracias a mis fotos. ¿Increíble no?...


Si te gusta comer, viaja a París.

Y es que la verdad, si tuviera que escoger algún destino, sería sin dudar París. Iría todas las semanas. Supongo que es por su estilo. Me fascina el cuidado con que tratan todo. Sobre todo los alimentos. Son finos. Observan el detalle. Tienen un sentido de la estética muy particular.

Recomiendo ir a Le Bon Marché (situado en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, el Bon Marché Rive Gauche), tal vez el mercado más importante de la capital francesa. Es inmenso. Hay de todo. Me gusta revolotear por ahí, haciendo fotos a los puestos de comidas, especias, frutas, hay mucho color. No paro de hacer fotos.

En cuanto a restaurantes, apunta, tengo 3 imprescindibles:

 

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Ah, y Nueva York, Bali y Marrakech también estarían en mi lista para ir a comer ahora mismo.

Hay tantos lugares donde se come bien. Es difícil decantarse por uno. Muchos destinos te sorprenden. Cuando viajo, me gusta caminar y descubrir, sin un plan previo. Preguntas a la gente, te metes en los sitios sin más, abres bien los ojos, pruebas. A veces te equivocas, pero si aciertas... Bingo.

Dean & Deluca es uno de mis descubrimientos en el Soho de Nueva York. Es delicatessen todo lo que ofrecen en su tienda. Accesorios de cocina, condimentos, fiambres y quesos, comidas, bebidas. Son precios costosos, pero vale la pena. Tienen un producto excepcional.

De mi viaje a Bali destacaría un desayuno que me dieron en el Hotel Phulay Bay Ritz Carlton, a Ritz-Carlton Reserve (en la foto). Se puede entrar a su restaurante aunque no estés hospedado en el hotel. El desayuno es antológico. Leche de coco, zumos de fruta, picante...

 

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Luego un sitio donde también se me quedó grabado fue el Riad Yasmine de Marrakech (en la foto). Es un hotel muy especial. No es caro, por cierto. Tiene un ambiente tropical que te sumerge en otro mundo. Los desayunos son con productos tradicionales y exquisitos: el pan de pita, una miel dulce, quesos cremosos, fruta fresca, dátiles...

 

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Y en España lo tengo claro: iría al Etxebarri.

Una de las grandes ventajas de todo este éxito ha sido poder disfrutar de lugares como el Asador Etxebarri del cocinero Bittor Arginzoniz. Es parrilla de altura. Está situado en el valle de Atxondo (Vizcaya), entre Bilbao y San Sebastián. Creo que está declarado como uno de los 10 mejores restaurantes del mundo (nº 6 en la lista The Worlds's 50 Best Restaurants). Es un caserío en medio de la montaña. Es como un bar de pueblo. Muy familiar. Es la mar de discreto, pero para reservar mesa has de hacerlo con hasta un año de antelación. El pescado a la brasa es para tirar cohetes, las angulas y anchoas son espectaculares... es producto de primera categoría. Y se nota.

En Etxebarri te ponen un trozo de pan con mantequilla y flipas.


Ah, por cierto, que no me olvide del Mercado Tsukiji de Tokio.

Es que también fue una experiencia que hay que mencionar. La gastronomía japonesa es de mis preferidas. En realidad, uno de mis restaurantes favoritos está cerca de la Catedral de Barcelona, el Koy Shunka. Allí conocí a un cocinero japonés con el que viajé posteriormente a Tokio por primera vez hace 4 años y nos colamos en este extraordinario mercado de pescado de la capital nipona.

Cuando entramos en este mercado, el Tsukiji (entonces no habían turistas, hoy ya es más popular), fue un impacto. Su lonja es la más grande del mundo. Es un espectáculo de colores. Pescados, mariscos, algas secas... El ritmo es frenético allí. Está rodeado de tabernas y restaurantes. Puedes desayunar sushi de una calidad fuera de serie. Hay que ir sin falta.


Un poco de vino, por favor.

Me encanta el vino. El color, la textura, las formas de las botellas. Pero me gusta mucho su sabor, claro. Pienso que es una parte imprescindible de cualquier comida.

Mis sugerencias serían:

  • Vino blanco Ekam, bodegas Castell d´Encús – D.O Costers del Segre.
  • Vino tinto Pago de Carraovejas – en Peñafiel – D.O Ribera del Duero.
  • Vino dulce Malvasía de Sitges – D.O Catalunya.

Y para acabar, un cheesecake.

Curiosamente, en lo que se refiere a postres, aconsejaría pasarse por el restaurante Estimar en Barcelona (Carrer de Sant Antoni dels Sombrerers, 3, en el barrio del Born). Es un punto muy interesante por su pescado y marisco, tratan su producto con gran cariño. Pero mi sorpresa fue cuando llegó el postre. La cheesecake es espectacular. Inigualable. De lo más exquisito que he catado en mi vida. En realidad, ahora que lo pienso, es la mejor manera de acabar esta entrevista: con un insuperable sabor de boca.


Mi recomendación de Instagramer a seguir:

Belen Hostalet, @belenhostalet

La sigo porque es una blogger de moda, pero viaja mucho y sus fotos de destinos y lugares son muy chulas.

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