Recomendaciones para comer mejor en tu próximo viaje
Según una encuesta reciente de Booking, el 54% de los usuarios -a los que se les preguntó sobre viajes- quieren vivir más experiencias culinarias únicas durante sus vacaciones. Está claro que es una tendencia en alza. Cada vez más, la gente viaja para comer. Y para comer bien, por supuesto. Pero no es solo importante la comida, sobre todo lo que buscan es tener una experiencia que mejore sustancialmente el recuerdo que les quede al final del viaje.
Por eso es fundamental, cuando uno aterriza en un nuevo destino (el que sea) saber dónde encontrar los sabores más apetecibles, los restaurantes más auténticos o las costumbres que los hace diferentes. Para conseguirlo, puedes seguir algunas recomendaciones.
Piensa en tu salud
Para empezar, es indispensable pensar en tu salud. Es lo primero. Tienes que respetar tus hábitos alimenticios. Ya sabemos que comer es una costumbre de la que no podemos prescindir. No es algo que puedes dejar en tu ciudad de origen. Si no comes te mueres. Está probado. Y lo mejor: cuando viajas, de hecho tienes una gran oportunidad de descubrir nuevos platos, incluso para explorar nuevos sabores. Pero eso sí, siempre y cuando tu dieta y tu salud no se resientan.
Aquí el consejo sería mantener lo máximo que puedas tus hábitos alimenticios de siempre: si tienes intolerancia a algún alimento, no lo comas; si eres de los que necesita beber mucha agua, sigue haciéndolo; si eres de desayunar poco, no lo cambies; o si te sienta mal el picante o el pescado crudo, no empieces a comer picante o pescado crudo. Fácil. Es de sentido común.
Documéntate
Tal vez una de las partes más interesantes de un viaje sea antes de comenzar ese viaje. Lo que es currarte el plan, vamos. Documentarte. Investiga en Google, busca bloggers locales (incluso especializados en gastronomía, instagramers para foodies también) con buenas referencias y reputación en las redes sociales. Hay auténticos expertos en la materia. Suele ser información muy actualizada (inauguraciones de restaurantes o platos innovadores, por ejemplo), muy local y, en general, desinteresada o, en otras palabras, fiable. También es interesante que te empapes con las publicaciones locales. Con todo eso, toma notas, apunta ideas que encajen con lo que te gusta, prepara un itinerario aproximado que te permita no perder el tiempo dando vueltas como un pollo descabezado.
Haz una selección a tu gusto
El objetivo al final es seleccionar los secretos mejor guardados y encontrar tesoros gastronómicos que muy pocos conocen. Es fácil guardar todas las direcciones en un mapa de Google o imprimirlas y resaltar los puntos que merece la pena visitar. Incluso hacerse un itinerario personal. Algunas revistas regionales o periódicos incluso tienen listas anuales de restaurantes con clasificaciones y votos que nos pueden ayudar a tomar una decisión. Luego, ya lo probarás. Ya se sabe que no siempre acertarás, puesto que “sobre gustos no hay nada escrito”.
Lee críticas de otros viajeros
Antes de subir al avión o al coche, es muy recomendable también usar apps como Yelp o Tripadvisor de contenido generado por los usuarios para profundizar en la información que ya tienes. Como decimos en periodismo, hay que contrastar. Lo que le da valor a esta información es que consigues datos más específicos: ¿cuándo es el mejor momento para conseguir una mesa? ¿Cuál es el único aperitivo que todo el mundo elogia? ¿Tienen reservas (para más adelante en el viaje)? Otra aplicación que deberías descargar sí o sí durante tu viaje es Foursquare, ya que va más allá de ser una herramienta de localización y ofrece consejos muy específicos de las personas que frecuentan esos lugares.
Haz una ruta gastronómica
Cada vez se montan más rutas gastronómicas en destino. Son parte fundamental de la cultura de cualquier país. Piensa seriamente en contratar una. Aprenderás muchas cosas. Pero sobre todo probarás muchos platos típicos de la cocina de esa región y conocerás dónde hay que ir y dónde no. Pueden ser de una zona, un producto o unta plato. De alguna manera, los sabores de un lugar se graban más intensamente en la memoria que cualquier otro recuerdo.
Una vez en ruta, una excelente sugerencia es sonsacarle información (amistosamente, se entiende) al guía sobre restaurantes de la zona a los que vale la pena ir. Como dicen las madres, hay que probar antes de decidir que algo no te gusta. Esa es una buena forma de entender una cultura ajena. Por ejemplo, el pulpo en Santiago de Compostela, los caracoles de Francia o los mariscos y aceitunas en Grecia. Hay que probarlo todo.
Pregunta, pide consejo a los taxistas, descubre
Una vez en destino, no te cortes, pregunta todo lo que puedas. Es cierto que una recomendación de un restaurante del conserje del hotel puede ser muy útil, pero hay que reconocer que dónde están los verdaderos descubrimientos suelen aparecer cuando durante el viaje te cruzas con otros viajeros que, desinteresadamente (ojo, es importante esta palabra), te comentan dónde han estado, qué plato elegir, si hay un postre espectacular, etc.
Los taxistas también son magníficas fuentes de información. Se conocen la ciudad como la palma de su mano. Sobre todo es interesante cuando te aconsejan ideas cerca de dónde te encuentras o dónde vas. Vale la pena que, antes de despegar, pidas en tu Facebook o Twitter consejo: para ver si alguien en tu círculo de amistades ha estado en el destino al que viajas y pueda compartir sus experiencias contigo.
Viva la cocina local
Busca restaurantes que sirvan cocina local es una prioridad. ¿Qué sentido tiene viajar a otro destino y cultura que no es la tuya para comer algo que puedes encontrar en tu ciudad? Una buena comida o cena es el 50% de la razón por la que uno viaja a cualquier parte. Comer pizza en Asia no es necesariamente el mejor plan. Incluso si un lugar parece lleno, comprueba si está lleno de viajeros y turistas o lugareños antes de ir.
Comprueba el precio
Dependerá de tu presupuesto, claro, pero merece la pena acercarse al escaparate y ver qué precios tienen en la carta. Hay veces en las que nos lanzamos a la piscina y luego nos llega “la dolorosa” y nos quedamos sin presupuesto para el resto del viaje. Comprueba si hay menú del día y si los platos te interesan. Y si decides entrar y comer allí, luego no te olvides de llevarte la botella de agua ( te irá muy bien si tienes que patear una ciudad, especialmente si es un día de calor de esos que deshidratan a un camello).
Evita el centro turístico
Está claro que un restaurante en el centro turístico de la ciudad lo que busca es atraer turistas para poder ganarse bien la vida. De hecho, en general suele pasar que la comida no es de una altísima calidad y los precios sí que suelen ser excesivamente altos. Generalmente los lugares en barrios locales son mejor apuestaque los sitios donde abundan los turistas. Por lo tanto, métete entre las callejuelas y olfatea. Si ves a un tipo amistoso que te muestra un flyer y te empuja a entrar en un restaurante es probable que sea demasiado turístico para ser bueno.
Es aconsejable hacer algunas investigaciones previamente a través de Yelp o Tripadvisor, tablones de anuncios y comentarios de amigos y marcar algunos puntos interesantes en un mapa para distinguir claramente las buenas opciones de las que no son muy aconsejables.
Ponte a la cola
Se suele decir que los mejores lugares donde comer son aquellos donde hay camiones parados en su puerta. Lo mismo pasa con las colas de personas. Una cola es una buena señal. Si la gente está dispuesta a esperar para coger mesa en un restaurante para cenar es que , o barato, o tienen buen servicio. En definitiva, contiene algo interesante en su interior. Con eso no queremos decir que esperes.
La idea no es perder el tiempo durante tus vacaciones. Ni hablar. Lo que decimos es que si ves una cola, acércate, infórmate, investiga y, si no deseas esperar, prueba de reservar para otro momento.
Los mercadillos de comida
Viajes donde viajes, casi siempre habrá un mercadillo donde explorar la cultura gastronómica. Por lo general, se trata de los puntos perfectos donde darse el gustazo comiendo a precios irrisorios. Además, muchos son especialmente fotogénicos. Colores, formas, texturas, ambiente. Hay magníficos ejemplos como el Tsukiji Fish Market de Tokio, el Borough Market en Londres, la Boqueria de Barcelona o los puestos callejeros de Bangkok (los streetfood).
En estos mercados muchas veces tienen su propios puestos de comida -alimentos frescos y de proximidad-. Una acertadísima opción -y que te ayudará a ahorrar- es comprar lo que más te apetezca en el mercadillo, elegir un buen y agradable parque, clocar una toalla y hacer un señor picnic sobre la hierba. Pero tampoco hay que engañarse, porque así como existen mercados que son una maravilla, también abundan los que la comida dejará mucho que desear y que no son nada del otro mundo. Así que una vez más, para asegurar el tiro, nunca está demás preguntarle a los locales qué mercado es recomendable para tu estómago y tu bolsillo.
Comer en familia
Entra en el restaurante y pregunta si tienen una mesa para tu familia, y si está disponible ahora. Si el que te atiende pone cara de pocos amigos o se muestra inseguro o no le hace gracia la presencia de tus hijos, claramente no es el lugar para comer con niños. O si ves que la sala está repleta de parejas, adultos o reina el silencio, has de tener en cuenta que les arruinarías la noche al resto de los comensales que degustan sus platos tranquilamente y lo más inteligente (y bondadoso) es probar en otro lugar. En cambio, si hay un espacio para el cochecito decididamente has de considerar que es el lugar adecuado y que sí que les interesa que pidas una mesa para toda la familia. Entra y a disfrutar el festín con la trupe.
O con tu perro
Para los que viajan con perro, las cosas también están cambiando para mejor. Cada vez hay más alternativas para que comer con tu mascota no sea un problema. Por ejemplo la guía Sr Perro es una fantástica fuente de consulta para saber en qué bares, restaurantes y cafés los perros son bienvenidos.
Hay destinos donde la cultura por el respeto y la admisión de las mascotas está más avanzada: en Holanda, por lo general, son muy abiertos con perros (si no pone “No perros” en la puerta, es que pueden entrar), en Reino Unido se pueden montar en cualquier transporte o entrar a restaurantes. En España, en cambio, todavía hay ciertas reticencias a la convivencia en restaurantes públicos con las mascotas. Hay excepciones, claro: en pleno corazón del parque natural de Els Aigüalmolls de l’Empordà (Girona), está el primer restaurante que ofrece menú canino en España (incluso menú infantil para cachorros).
Haz una guía con tus restaurantes favoritos
Mucho se habla en la actualidad de las redes sociales. Pero hay una cosa que no se le puede negar: que los viajes se comparten y sirven para mejorar el viaje de otros. Con la comida pasa lo mismo. Al acabar tu viaje es bueno que hagas un repaso y elabores una especie de guía propia de restaurantes: nombre, ubicación, platos o bebidas que más te han gustado, precio, con los que has gozado más y con los que no. Eso iniciará el proceso de planificación de otros viajerosque estén considerando viajar al mismo destino al que tu fuiste y así, de paso, les a sus paladares y a su salud un enorme favor.
***Este artículo es fruto de la colaboración entre Travelzoo y La Vanguardia.com***