¿Tienes una familia aventurera? 7 viajes que no olvidaréis jamás
Cuando se viaja con niños, decidir el destino es una cuestión delicada. Las escapadas nacionales son siempre una buena alternativa, pero si se dispone de unos cuantos días y un poco más de presupuesto, no está de más aventurarse a conocer lugares diferentes a nuestra realidad cotidiana.
Para los adultos será un soplo de aire fresco, para los niños una experiencia que les enriquecerá enormemente. Ya sea explorar selvas tropicales, caminar por el interior de glaciares, comer frutas que no habían visto antes, pedalear entre arrozales... todas y cada una de las cosas que hagan les parecerán una gran aventura.
Así pues, aquí van 7 propuestas de viaje para todas aquellas familias con sed de aventura. ¿Preparados?
Costa Rica: tirolinas y cataratas
Si les preguntas a los niños dónde quieren ir de viaje, lo más probable es que te propongan ir a un parque temático o algo por el estilo. Pero antes de ponerte a buscar o incluso de dejarte convencer por ellos, ¿has considerado la posibilidad de hacer un viaje a Costa Rica en familia?
Aquí la diversión para pequeños y grandes está asegurada. Ríos caudalosos como el Pacuare para hacer rafting, puestas de sol inolvidables en las playas de Tamarindo para tomar los mejores retratos familiares, tirolinas desde lo alto de los árboles en Monteverde o paseos por puentes colgantes espiando monos y tucanes en libertad son solo algunas de las muchas alternativas que te ofrece este país.
Pues montarte la aventura por tu cuenta o, por qué no, reservar un viaje organizado.
Azores: en el interior de los volcanes
Se trata de un grupo de nueve islas volcánicas situadas en el oceáno Atlántico a 1.566 kilómetros de Lisboa y de la costa portuguesa. A priori puede que no suene como un destino muy interesante para familias, pero las Azores tiene mucha aventura que ofrecer a sus visitantes, y en especial a las familias. De hecho, hay actividades para niños de todas las edades. Este archipiélago está formado por rocas fundidas por la actividad volcánica, pero no ha sufrido ninguna erupción desde que los colonos desembarcaron en el siglo XV.
Este destino es muy especial justamente por eso: porque permite caminar y hacer ciclismo por senderos recortados que recorren las laderas de la montaña y que han sido creados por la erosión de los ríos de lava. Una pasada. O también es posible ir en canoa por los lagos azules y verdes que hay en el interior de los cráteres. O recorrer los bosques frondosos a lomos de un caballo. Básicamente cada ciudad tiene su puerto deportivo que ofrece tours en barco, desde los que se pueden avistar a muy poca distancia delfines y ballenas.
Si buscas un rollo más tranquilo y familiar, es aconsejable reservar una cabaña privada con vistas a la costa, donde podréis nadar con delfines en mar abierto, coger la bici y dar vueltas por la Caldeira das Sete Cidades, formado por dos lagos gemelos situados en una enorme caldera (antiguo cráter ya inactivo) de 4,2 kilómetros de largo y 2 de ancho y cuyas paredes se levantan hasta los 300 metros de altura.
Alaska: ¿glaciares a pie o en crucero?
Pensar en Alaska es pensar en aventura. Suena a otro planeta, a una tierra más allá de la civilización. En realidad es el estado más grande de Estados Unidos (ocupa el mismo espacio que California, Texas y Montana juntos) y está en el círculo polar ártico.
Sus duras condiciones hacen que el crucero sea una de las maneras más fáciles y cómodas para viajar en familia. Mientras que los barcos más grandes permiten más comodidades, los más pequeños pueden acercarse a la costa, lo que significa mejores vistas de ballenas, osos y glaciares. Es muy apetecible porque los pasajeros pueden pasar tiempo en tierra firme gracias a las excursiones que hay a su disposición: entre ellas, pescar salmón fresco de Alaska, explorar el Parque Nacional Denali y hacer senderismo en el glaciar Exit.
Argentina: fútbol, tango y Tierra de Fuego
En primer lugar, hablan español, lo que simplifica las cosas. Te adaptas más rápido, y los niños más que nadie. Una de las experiencias más interesantes es el fútbol: de hecho, Buenos Aires, la capital, cuenta con 15 equipos de fútbol, y muchos aficionados buscan entradas a los mejores partidos, pero cualquier persona que asista con niños pequeños debe reservar por adelantado. Esto asegura que los espectadores más jóvenes puedan disfrutar del pasatiempo nacional argentino a una distancia segura de los apasionados aficionados locales (ojo, a veces pueden resultar peligrosos).
Eso sí, ningún viaje a Argentina es completo si no suena un tango. Mamá y papá se dan un festín de carne y vino, dos de las principales exportaciones del país, y más tarde pueden tomar una clase de baile o asistir a un espectáculo de los que ofrece la ciudad. Los viajeros de todas las edades podrán disfrutar de las numerosas heladerías artesanales y de las actuaciones callejeras en el colorido barrio de La Boca. Más allá de los límites de la ciudad, las familias a las que les guste el aire libre pueden caminar por el Parque Nacional Tierra del Fuego, pasar un día en un rancho como si fueran gauchos —habitante típico de las llanuras argentinas— o sobrevolar en helicoptero las Cataratas del Iguazú en la frontera brasileña.
Zambia: entre safaris y cataratas
Este es un viaje que no se borrará fácilmente de la memoria de tus hijos adolescentes. Es la aventura africana en estado puro: un safari y las cataratas Victoria (una de las siete maravillas del mundo). No hay otro viaje igual. Debería ser una experiencia obligada para que los niños contemplaran lo bella que es la naturaleza salvaje, para respetarla y que, de ese modo, aprendieran a cuidarla y preservarla. Zambia es un país bastante desconocido. Se trata de una antigua colonia del Imperio Británico y todavía utiliza el inglés como su idioma oficial.
Las Cataratas Victoria, dos veces más altas que las del Niágara, se descubrieron al mundo occidental después de que David Livingstone tropezara con ella en 1855. Allí, los viajeros más pequeños tienen una gran variedad de aventuras que hacer: por ejemplo, rafting por el río Zambezi, que tiene rápidos de clase V, o tratar de pescar el gran pez tigre (puede alcanzar los 2 metros de largo y los 70 kilos de peso) o visitar las escuelas locales donde los niños se emparejan con los lugareños de su edad para pasar el rato y jugar al fútbol.
Otra maravillosa aventura son los safaris a pie en el Parque Nacional South Luangwa. Son conducidos por guías locales, cuyo recorrido con ellos te permite ver la fauna de la reserva —desde los escarabajos de estiércol a los temibles leones— desde unos ángulos más reales. Otra viviencia inigualable es acampar en tiendas en la zona de los humedales donde pacen los elefantes, las jirafas o los hipopótamos. Y para poner la guinda a este fabuloso destino, te recomendamos un viaje a una isla privada que hay en el Parque Nacional del Lago Malawi, donde puedes pasear en kayak por sus aguas vírgenes, practicar el beachcombing (explorar las playas para encontrar cosas útiles) o cocinar un pescado fresco sobre una fogata al aire libre.
China: una historia milenaria
Es cierto que China no es un destino fácil. Para empezar, es el país más poblado del mundo y existe una barrera lingüística difícil de superar. Digamos que solo pensar en eso una familia con niños puede descartarlo sin más. Sin embargo, los que se atreven a enfrentarse a eso, son casi siempre recompensados con creces. La aventura en China está garantizada.
Cruzar la ciudad de Pekín en rickshaw (vehículo ligero de dos ruedas que es impulsado a tracción humana, a pie o a pedales) llenándose el estómago de dim sums, ascender por los acantilados de piedra caliza de las montañas de Yangshuo, o bien pasear en balsa de bambú por los ríos o atravesar por el medio de los arrozales en bicicleta.
Los amantes de los animales, tanto de los grandes como de los pequeños, pueden abrazar osos pandas en la provincia de Sichuan, mientras que los fanáticos de la película “Avatar” podrán caminar cerca de los pilares de Pandora en el Parque Forestal Nacional de Zhangjiajie. Las estatuas de Buda enseñan a toda la familia la historia milenaria de este magnífico país, y, por supuesto, una excursión a la Gran Muralla debe estar en cualquier lista de un viaje a China. El primer emperador de China ordenó su construcción al inicio del siglo V a. C., y la estructura ahora serpentea por más de 5.500 kilómetros a lo largo de todo el país.
Picos de Europa: aprender de la naturaleza
Si buscamos algo más próximo, barato, bonito y conocido y con mucha mucha naturaleza, pero que además no falte ese toque de aventura familiar, sugerimos sin duda los Picos de Europa, en Asturias. Es el mayor espacio protegido de toda España. Este destino es la manera ideal de iniciar a tus peques en el mundo del senderismo. Hay varios niveles de dificultad y, en función de la edad y del grado de aventura que nos interese, elegiremos una ruta u otra.
Si hay algo que no debemos perdernos en este viaje son los Lagos de Covadonga. Con niños vale la pena hacerla porque incluso cuenta con muchos senderos por los que es posible moverse con carros para bebés. El recorrido va del Santuario al Mirador, donde las vistas son para no olvidarse jamás en la vida. Otra ruta ideal para recorrerla en familia es la ruta por la senda del Oso, un tramo de 22 kilómetros asfaltados que comunica Tuñón y Entrago. El camino cuenta con valla protectora y varias fuentes por el camino, además de pasar por puentes y túneles que hacen el camino muy distraído. A los niños les encantará ver a los osos pardos y demás flora y fauna característica del lugar.
Las mejores épocas del año para visitar este Parque Nacional son primavera y otoño, por las temperaturas y la vegetación, los múltiples colores que podemos encontrar en estas estaciones crean paisajes de enorme belleza. En los centros de información del Parque y en las oficinas de turismo podemos informarnos sobre la programación de excursiones guiadas gratuitas, que son una excelente forma de conocer distintos rincones.
Entonces, ¿os animáis, familia?