Viaje a Canadá: 9 experiencias imprescindibles
Nuestros compañeros de Travelzoo en Canadá conocen su país perfectamente. Les fascina buscar y compartir nuevas experiencias. Y hay tantas cosas que ver allí... tienen de todo. Montañas espeluznantes, glaciares, una costa brutal, más de 30.000 islas, excelente gastronomía, ciudades espectaculares. No en vano, después de Rusia, es el país más grande del mundo por extensión. Así, les hemos pedido que nos den 9 recomendaciones que no nos podemos perder si decidimos hacer un viaje a Canadá.
La Góndola de Whistler
Whistler es un pequeño pueblo en la parte oeste de Canadá, al norte de Vancouver. Está ubicado a los pies de dos majestuosas montañas: Whistler y Blackcomb. Entre sus dos picos, hay un funicular llamado Gondola Peak-2-Peak. Se trata de un paseo de unos diez minutos de duración en una especie de góndola con el fondo de vidrio que brinda a los visitantes una perspectiva atrevida y omnisciente de uno de los mayores tesoros naturales de Canadá. Es como una atracción y puedes ir tanto en verano como en invierno, aunque no esquíes. Ah, y si eres friolero, hay un restaurante arriba de todo donde sirven un reconfortante chocolate caliente y desde donde se puede admirar a los esquiadores deslizándose por la nieve.
Ver ballenas en la costa este y oeste
De costa a costa, las vistas de Canadá y su vida silvestre son veneradas por los turistas, pero el mar también merece su momento. Más de 30 especies de ballenas navegan por las aguas costeras desde mayo a septiembre (o aproximadamente un mes antes en la costa oeste). Dicen que las posibilidades de poder ver a estos magníficos animales es del 80%. Casi seguro, vamos. Llegan hasta allí siguiendo las abundantes reservas de krill y plancton, abandonando más tarde las costas canadienses para reproducirse en aguas más cálidas. Las excursiones en barco están disponibles en más provincias de las que probablemente pienses que tocan el agua: Columbia Británica, Quebec, Terranova y Labrador, Nueva Escocia y Nuevo Brunswick.
Las Cataratas del Niágara
Es cierto que es una atracción turística inmensamente popular, pero también está claro que esta lista no estaría completa sin las Cataratas del Niágara. Es una experiencia ineludible. Están situadas en la frontera del estado de Nueva York, en Estados Unidos, y Ontario, en Canadá, en el cauce del río con el mismo nombre (de 56 kilómetros) y que enlaza los lagos de Erie y Ontario. Si quieres tener una buena visita y apreciar bien su espectacularidad, nuestra sugerencia es hacer uno de los circuitos en barco a Horseshoe Falls o la caminata Journey Behind the Falls, donde penetras en los túneles que hay detrás de la cascada y que te permite observarlas desde el interior. El entretenimiento y el alojamiento abarcan desde moteles hasta lujosas suites con vistas a las cataratas, pero la estrella del espectáculo siempre son las imponentes cataratas. En la mayoría de los fines de semana, los fuegos artificiales iluminan los espumosos rápidos, y en invierno se convierten en imponentes esculturas de hielo natural.
Auroras boreales en el Yukon
El Yukón es un rincón de Canadá reservado para auténticos espíritus aventureros. Aquí habitan más animales que personas. También inspiró las novelas de Jack London. En esta parte al noroeste de Canadá se pueden ver auroras boreales. Uno de los pocos y privilegiados lugares del planeta. Eso sí, ver la aurora es impredecible, por lo que es clave ubicarse en la mejor situación posible para contemplarla: las afueras de Whitehorse son una magnífica opción. Vale la pena pasar unos cuantos días para aumentar las posibilidades. En los meses de verano, no oscurece lo suficiente con el Sol de Medianoche para ver estas mágicas luces. Es decir, descártalo. De hecho, los meses más aconsejables para verlas son octubre, noviembre y febrero. Asegúrate de no programar ninguna de las actividades por la mañana y tómate el tiempo suficiente para explorar la zona durante las horas de luz para que puedas aprovechar al máximo tu visita por la tarde-noche. Y por cierto, si te tienta contemplar esta obra de la naturaleza sumergido en aguas a 41 grados, pon rumbo a las aguas termales de Takhini.
El Puerto Viejo de Montreal
Situado en a lo largo de los dos kilómetros en la orilla del río Saint-Laurent, este viejo distrito es un lugar excepcional para relacionarse con la historia de la ciudad, desde los primeros asentamientos de los exploradores franceses hasta la modernidad. En otras palabras, es el alma de Montreal. Realmente en sus callejuelas adoquinadas se respira el ambiente histórico que rezuman todas las grietas del viejo mundo. Desde sus días comerciales posteriores a principios del siglo XVII, el Puerto Viejo ha evolucionado desde la ambición industrial hasta convertirse actualmente en un lugar de recreación y cultura. Hay elegantes restaurantes y cafés de estilo europeo para detenerse un rato, comer y contemplar la vitalidad. Unos 6 millones de personas lo visitan anualmente, buscando una agradable mezcla de encanto histórico y entretenimiento.
Las islas de Canadá (foto de portada)
La costa canadiense, entre el Atlántico y el Pacífico, se alarga unos 200.000 kilómetros. Se dice pronto. Es una de las costas más largas del planeta y cuenta con islas de todo tipo. Sin embargo, cuando se habla de islas, nadie piensa en Canadá. Te imaginas el Caribe, Hawai o Seychelles. Con sol, playas tropicales, estirándote sobre la arena dorada. Pues no. Decididamente hay que pensar en las islas de Canadá. Son otra película. Ni mejor ni peor, sino diferente. Aunque con tantas opciones (30.000 islas), uno puede elegir lo que más le convenga: desde Haida Gwaii y sus tótems al norte de la Columbia Británica, pasando por Las Mil Islas –The Thousand Islands– en la desembocadura del río San Lorenzo, en un extremo del lago Ontario, o la furiosa isla del Sable (llamada así por su forma alargada), con sus 42 kilómetros de largo y 2 de ancho.
Québec y el Château Frontenac
La ciudad de Québec, al este de Canadá, tiene ni más ni menos que 400 años de antigüedad. Es una maravilla. Pasearse entre sus muros de piedra, sus puntiagudas catedrales o escuchar entre sus callejuelas el sonido del jazz es una delicia para el alma de cualquier viajero sensible... pero si hay una experiencia indiscutible es el hotel más fotografiado del mundo: el Château Frontenac, construido en 1893 por la Canadian Pacific Railway como parte de su cadena de establecimientos de lujo. Se asienta como una pieza central sobre una colina escarpada, muy por encima de la histórica ciudad amurallada. Cautivado por la impresionante presencia del hotel, el director de cine Alfred Hitchcock incluso escenificó su película I Confess en este hotel después de permanecer allí durante un tiempo. Ahora parte de la marca Fairmont, una estancia en este emblemático hotel es lo mejor para vivir una experiencia con sabor muy canadiense.
Ver osos Grizzly en el bosque tropical
Éste un animal extraordinariamente poderoso. En su estado salvaje, no hay palabras para describirlo, hay que verlo. La verdad es que impacta observarlo en vivo. En la costa central de la Columbia Británica, se extiende uno de sus santuarios: el llamado bosque tropical del Gran Oso. Se trata de una extensión deshabitada de gran tamaño donde se organizan excursiones de unos 3 días, entre los meses de mayo y octubre, para verlos. También existe la posibilidad de verlos en libertad cogiendo un hidroavión hasta el centro de conservación Khutzeymateen / K´tzim-a-deen, donde viven unos 60 ejemplares.
Gastronomía en Toronto
Si eres un viajero foodie, tienes que ir a Toronto sí o sí. Aparte de las vistas que hay desde la Torre CN, la ciudad destaca por su innovadora y multicultural gastronomía. Hace un par de años la revista Vogue aseguraba que Toronto se estaba convirtiendo en una de las ciudades más interesantes del mundo para ir a comer "por la síntesis cultural" de las cocinas étnicas y "la actitud creativa y abierta" hacia la gastronomía, aseguraban. De hecho, puedes ir de barrio en barrio e ir saltando de un tipo de gastronomía a otro: China, India, Italia, Grecia, México... es como dar la vuelta al mundo en varios platos.